Rays of The Harmonist On-Line Edition
śrī śrī guru gaurāṅga jayataḥ!



Año 4 &17, número 5
Publicado: 24 de junio del  2011
y 30 
junio del 2024


Dedicado a
nitya-līlā praviṣṭa oṁ viṣṇupāda

Śrī Śrīmad Bhakti Prajñāna Keśava Gosvāmī Mahārāja


Inspirado por y bajo la guía de

Śrī Śrīmad Bhaktivedānta Nārāyaṇa Gosvāmī Mahārāja

Asocia tu mente con lo divino

por Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura Prabhupāda

En primer lugar, debemos definir la verdadera devoción. Para ello, podemos recurrir al segundo verso del Śrīmad-Bhāgavatam:

dharmaḥ projjhita-kaitavo ’tra paramo nirmatsarāṇāṁ satāṁ
vedyaṁ vāstavam atra vastu śivadaṁ tāpa-trayonmūlanam
śrīmad-bhāgavate mahā-muni-kṛte kiṁ vā parair īśvaraḥ
sadyo hṛdyavarudhyate ’tra kṛtibhiḥ śuśrūṣubhis tat-kṣaṇāt

En este Bhāgavata Purāṇa, donde se han abandonado por completo la religiosidad fraudulenta y todos los demás objetivos mundanos de la humanidad, se ha descrito el deber espiritual supremo (parama-dharma). Ese parama-dharma es el bhakti-yoga puro, ejemplificado por aquellos santos que están absolutamente libres de envidia y llenos de compasión por todos los seres vivos. Conocer (vedyaṁ) la Verdad Suprema interior, arranca de raíz las tres formas de miseria y otorga la forma más elevada de auspicio (śivadaṁ). Cuando aquellos con amplios méritos espirituales desean escuchar el mensaje de este hermoso Bhāgavatam, que fue escrito por el propio mahā-muni Śrī Nārāyaṇa, sucede que el Señor Supremo Śrī Hari queda de inmediato y para siempre cautivo en sus corazones. ¿Hay necesidad de ningún mensaje más?

La palabra projjhita significa “aquello desde lo cual se han erradicado todas las pretensiones”. Las personas que ya han trascendido las regiones mundanas se conocen como sādhus, y la religión de los sādhus nos es inculcada a lo largo del Śrīmad-Bhāgavatam.

La envidia, o matsaratā, es la combinación de los cinco obstáculos, a saber, la lujuria (kāma), la ira (krodha), la codicia egoísta (lobha), el orgullo (mada) y el engaño (moha). Al entregarnos a estas pasiones, desarrollamos envidia (matsaratā). Los sādhus están libres de tal envidia.

El término vāstava-vastu en este verso significa la entidad positiva y absoluta. Debemos tener acceso a esa entidad positiva y no al lado negativo, o a las representaciones oníricas de los objetos. Mediante el estudio reverente del Śrīmad-Bhāgavatam, se eliminan por completo las tres miserias: adhyātmika (la miseria causada por la mente), adhidaivika (la miseria causada por los semidioses) y adhibhautika (la miseria causada por otras entidades vivientes).

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Kṛṣṇa-prema-rasa debe ser nuestra meta deseada. Debemos ser rasika y bhāvuka, y nunca quedarnos desprovistos de rasa.*

Si son olvidadizos en prestar su servicio a Śrī Kṛṣṇa, se les negará todo beneficio y se verán obligados a caminar por el escenario de esta vida condicionada. Por lo tanto, el verdadero deber de la mente es asociarse con lo Divino a través de los sentidos. Ahora estamos profundamente absortos en nuestros sentidos apasionados que vuelan en diferentes direcciones y nunca se concentran en el Único. En consecuencia, nos desviamos de ese Absoluto y encontramos cientos de entidades mundanas que aparecen ante nosotros. Estas nos tientan y nos dedicamos a prestarles servicio.

Cuando nos aseguramos de que el único deber del alma es prestar servicio al Alma Suprema y que nuestras otras relaciones son solo temporales, decidimos que debemos alejarnos por completo de las diversas ocupaciones de este mundo que se nos presentan. Entonces llegamos a comprender que somos parte integrante de la Fuente, la Superalma, y aunque no somos la Sustancia misma, somos partes fraccionadas de una de Sus potencias. En ese momento, concluimos naturalmente que en la región trascendental no debe incluirse nada ajeno y que en este mundo no se encuentra la posición pura de la trascendencia.

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* Cuando diversas emociones trascendentales se combinan a la perfección, la forma resultante de éxtasis se denomina rasa. Aquel que es perfecto en la ciencia de incorporar y realizar la emoción trascendental se denomina rasika, y aquel que ha sido elevado a la etapa de saborear constantemente esa emoción pura y trascendental o bhāva, se denomina bhāvuka.

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Cuando nos consideramos parte integrante de este universo fenoménico, desarrollamos la noción errónea de que somos meras fracciones subordinadas del plano fenoménico en el que ahora experimentamos nuestra vida condicionada. En la actualidad, estamos completamente cubiertos por dos envolturas inertes: una hecha de materia y otra hecha de sutileza obstructiva. Por lo tanto, corremos el riesgo de adoptar la opinión de que estamos en lo cierto al identificarnos con la materia inerte. O, si somos más inteligentes, podemos sentir que también tenemos un cuerpo astral.

En ese caso, podemos alejarnos del Absoluto hacia ideas cada vez más refinadas del mundo concreto y limitado de la materia. Por lo tanto, nuestro deber no debe limitarse a estas dos envolturas ajenas, que están asociadas únicamente con cosas ajenas, esto es, el cuerpo material que tiene sentidos y sus diversos instrumentos sutiles para percibir y, en consecuencia, suponer que el propósito de dicho equipamiento es simplemente pasar de lo concreto a lo abstracto. El refinamiento de tales ideas varía según nuestra aptitud para la actividad empírica, pero toda esa actividad fenoménica se aplica únicamente a los cuerpos externos e internos, no al alma.

Tenemos nuestra propia posición en el plano intermedio, la tierra entre la conciencia (cit) y la materia (acit). Llamamos a ese plano taṭasthā. Algunas almas están condicionadas y otras están liberadas. La liberación no es más que volver a nuestro estado original, es decir, a nuestra posición eterna de servicio al Ser Supremo Eterno, ya que somos seres eternos.

Si queremos estar bajo el control de la temporalidad, podemos lograrlo tratando de disfrutar de este mundo, que nos proporciona una felicidad mundana ocasional y, sin embargo, lo normal en este mundo es la miseria perpetua, como han observado todos los hombres experimentados.

Esta contradicción en sí misma es muy desconcertante. ¿Por qué hemos llegado a este punto? Hemos ejercido nuestro libre albedrío para jugar en un determinado plano y hemos abusado de nuestro libre albedrío para convertirnos en los hacedores. En otras palabras, hemos tomado la iniciativa de disfrutar de este mundo y, por lo tanto, nos hemos sometido a la trampa de las leyes del karma.

Adaptado del ¨The Gaudiya¨ Volumen 27. Número 8
por el equipo de Rays of The Harmonist

Traducción del inglés: Indirā dāsī
Corrección de pruebas: Ānjali dāsī

cc-by-sa
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